Durante el año 2019 el mundo entero conmemora el 200 aniversario del Nacimiento del Báb, quien junto con Bahá’u’lláh, es una de las dos figuras proféticas de la Fe bahá’í. El ejemplo de Su vida y la potencia de Sus escritos produjeron tal impacto en la oprimida sociedad iraní de finales del siglo XIX, que en apenas 6 años, Su renovada visión sobre la espiritualidad y una nueva ética pública se habían extendido por todo el país, llenando de esperanza a cientos de miles de seguidores entre los que se encontraban teólogos, eruditos, personas comunes y gobernadores.

La antorcha de Su legado espiritual sigue inspirando a la comunidad mundial bahá’í, la más diversa del planeta. Con motivo de la conmemoración de los 200 años de Su nacimiento, las ideas esenciales de Su Mensaje y las características extraordinarias de Su vida serán expuestas y celebradas en una gran diversidad de actividades culturales y artísticas que servirán de inspiración a todos los que buscan una nueva luz para enfrentar los desafios de la sociedad actual.

Vida y Obra

El Báb era el hijo de un comerciante de Shiráz, Irán, Su nombre era Siyyid ‘Alí-Muhammad, y desde la niñez destacó por Su carácter dulce y amable y Su conocimiento innato. Desde que declaró Su misión en 1844, adoptó el título de Báb - Puerta-. Los primeros en reconocer la posición divina del Báb fueron denominados por Él mismo como las 18 letras del viviente. Casi todos eran estudiantes de teología islámica que, liberándose del dogmatismo religioso de la época, pudieron reconocer en este Joven comerciante de 25 años las características del Prometido y proclamar Su Mensaje con una combinación de valor, magnanimidad, tolerancia, lealtad, determinación y heroísmo sin precedentes.

Mullá Husayn y un joven llamado Quddús, fueron el primero y el último en reconocer al Báb y destacaron por su valor, fe absoluta y obediencia total. Pero también una mujer, Táhirih, reconocida como una de las mejores poetisas de la época, entró a formar parte de este primer grupo de creyentes, destacando como la más valiente defensora de la igualdad entre hombres y mujeres.

El Báb anunció el amanecer de una nueva edad, inauguró un nuevo período en la historia de la humanidad en que nacería y florecería una civilización mundial que señalaría la edad de la madurez de toda la raza humana.

Desde que el Báb declaró y esparció Su Mensaje en Irán, los procesos simultáneos de desintegración e integración se han venido acelerando a través del planeta, convirtiendo a la Tierra en un vecindario. Ahora asistimos al nacimiento de un nuevo mundo en el que los miembros de la raza humana están reconociendo su unidad esencial.

El Báb preparó el camino para alguien más grande que Él. a quien se refería como “El prometido de todos los tiempos”, “El Señor de las Huestes”.

El anuncio del Báb de que alguien superior a Él se levantaría en breve, alguien que revelaría el carácter sin par de la prometida civilización mundial, se cumplió con el reconocimiento y establecimiento de la Causa de Bahá’u’lláh, cuyo nuevo orden administrativo está implantado prácticamente en todas las naciones y pueblos del mundo.

En las enseñanzas del Báb se repite la idea de que Él representaba la Puerta, a través del cual se cerraba un ciclo profético de más de seis mil años y se inauguraba uno nuevo dentro de la historia humana.

El Báb, según describen los Escritos bahá’ís, cierra el ciclo de diferentes Profetas y Mensajeros de Dios que han guiado progresivamente a la humanidad hacia mayores grados de civilización y la han preparado para la llegada del Prometido de todos los tiempos, una etapa en la que se aplicarían principios y métodos justos y equilibrados de organización de la vida colectiva sobre el planeta.

Bahá’u’lláh - La Gloria de Dios -, Fundador de la Fe bahá’í, proclamó en 1863 que Él era ese gran personaje que el Báb había anunciado. Su Causa está establecida ya en todas las naciones y territorios del mundo.